Una madre y su niño viajan en canoa por el caudaloso río Atrato. La madre es blanca, el niño es negro. Entre manglares, frutas y trenzas, la narradora le va contando a la pasajera de al lado su infancia, sus recuerdos y cómo el pequeño llegó a su vida una mañana calurosa. La lancha avanza, la inquietud se acrecienta. La mujer preferiría no llegar o dar la vuelta.